*texto para el blog del wetlab de Hangar
eemeemee (enclave micopirata mutante) es una red comunitaria de compartición de procesos y conocimientos generados alrededor de la micología DIWO. En cuanto que red, se articula mediante nodos distribuídos que se activan en diferentes espacios y con temporalidades asincrónicas pero complementarias.
El wetlab es unos de los espacios en que eemeemee se congrega de forma esporádica para compartir los procesos de investigación y trabajo así como conectar hiphas con otros proyectos aliados.
En diciembre 2019, el wetlab acogió una de las primeras actividades de algunos de los nodos que se fijarían en eemeemee, en ese momento en estado todavía embrionario:
Conexiones micelianas, 2ª sesión de Puaj! en Hangar.
En esa ocasión, el proto-nodo muaj! juntó fuerzas con el Grupo de Soberanía Micológica de Calafou para compartir conocimientos sobre la reproducción de micelios. Aprendimos a construir una caja de cultivo estéril, hicimos clonaciones de micelio en placas petri con Agar, mezclamos un sustrato de Gírgolas con malta para su futura fructificación. Además, la sesión propuso una reflexión sobre las posibilidades micelianas de crear redes interespecíficas de cuidado y mutualidad, y de provocar procesos de transformación para trabajar con la materialidad de los daños, ya sean ecológicos, sociales, culturales, históricos, ficticios, etc… Leímos a Paul Stamets, Anna Tsing y Peter McCoy, y escuchamos a John Cage y Terence McKenna. La sesión se transmitió ocupando temporalmente la frecuencia 93.4 FM en un radio de 80 metros.
A lo largo del 2020, para dar continuidad a las ganas de trabajar juntxs y con los hongos, se crea una lista de correo y se da cuerpo a una wiki para recopilar y sistematizar las experiencias de los distintos nodos del grupo.
Actualmente, eemeemee se materializa semanalmente en Salamina, espacio que acoge a los nodos Observatorio y muaj! en los miércoles de micología: unas sesiones-laboratorio de experimentación, aprendizaje e investigación sobre/con los micelios.
Durante estas sesiones experimentamos con diferentes técnicas de reproducción y cultivo (agar, cultivo líquido, substratos de fructificación) nos proponemos investigar distintas maneras de observar y visualizar los micelios a través de técnicas de micro y macroscopía, sonificación, etc… Asimismo, abordamos desde la especulación poética y la lectura de textos teóricos, cuestiones vinculadas con el potencial de los hongos en cuanto creadorxs de mundos y facilitadorxs de entornos biológicos dinámicos que permiten procesos de transformación, metabolización y regeneración hacia nuevas ecologías emergentes y sostenibles.
En términos más generales, nos ponemos varios objetivos para nuestra práctica:
Cohabitar el laboratorio como espacio de convivencia humano/no-humano:
Queremos crear entornos abiertos de aprendizaje con otrxs (tanto personas, como micelios u otrxs bichxs).
Navegar los procesos abiertos:
Mediante la observación y la intuición queremos sumergirnos en lo que pueden enseñarnos los hongos. Queremos cuestionar y navegar los límites de nuestra práctica y las posibilidades que nos brinda operar dentro de procesos abiertos, sin pretender ejercer un control estricto sobre éstos. Nos interesa aprender de las relaciones ecológicas que se entretejen tanto en las prácticas de laboratorio como en la naturaleza.
Punkarrismo y pedagogía del error:
Nos distanciamos de las prácticas de cultivo asépticas orientadas a la producción para el mercado. Nuestro proceso de aprendizaje nos lleva a confrontarnos con el error, aprender de en lugar de evitar la contaminación, observar los límites de nuestras técnicas y los cuidados que precisan nuestrxs compañerxs hongos para aprender a proliferar juntxs. No miramos al error como una falla en el proceso sino como consecuencia de unas múltiples relaciones sobre las cuales no tenemos o queremos tener todo el control. Asimismo, confiamos en la resilencia de los organismos y su capacidad de auto-regularse. Más que medir los resultados, prestamos atención a los procesos y a lo que éstos generan.
Apropiación de herramientas:
Trabajamos con lo que tenemos a nuestro alcance. Una estufa, una caja… Pensamos en herramientas abordables, económicas y de fácil construcción así como desarrollamos dispositivos de hardware libre y abierto. Aguzamos el ingenio para resolver nuestras limitaciones técnicas, económicas y procesuales, eso sí, siempre con ganas de aprender más.
Adaptación:
De los micelios a nuestros conocimientos; de nosotrxs a los cuidados que precisan los micelios, sus necesidades, deseos, etc…
¡Que al final sí nos hemos contaminado!
Desde que empezamos a trabajar con los hongos, hemos pasado del miedo a la contaminación y, por consecuencia, a seguir más o menos estrictamente protocolos orientados al éxito de los cultivos en términos productivistas, a abrazar una práctica más blanda, centrada en entender al otrx, en sumergirnos en su proceso, en observarlo y empatizar con sus fases de vida y crecimiento pero también de muerte. Pensamos necesario replantear lo que aceptamos y lo que descartamos: ¿Hasta qué punto pretender tener un estricto control sobre un proceso nos hace perder la posibilidad de observar y aprender nuevas cosas sobre las relaciones de convivencia, competición, incompatibilidades o, quizás tal vez, colaboración? ¿Hasta qué punto no estamos perpetuando prácticas eugenésicas? En fin, queremos pensar la contaminación como “transformación a través del encuentro”, tal como sugiere elegantemente Anna Tsing en su Mushrooms at the end of the world.